Toxina Butolínica

El tratamiento de Botox consiste en pequeñas inyecciones en las áreas a tratar, que consiguen bloquear de forma reversible el impulso nervioso que produce la contracción muscular. Así se crea una relajación de los músculos faciales logrando detener la aparición de arrugas de expresión de forma temporal. 

Sin embargo, no solo es utilizada en dermatología estética ya que también se utiliza para tratar varias afecciones médicas, como la migraña, estrabismo, distonías o la hiperdrosis, también conocida como el exceso de sudoración.

¿Cómo actua el Botox o toxina botulínica?

El botox es una neurotoxina que se produce de forma natural por una bacteria denominada Clostridium botulinum. Estas sustancias se dirigen al sistema nervioso periférico (unión neuro-muscular), interrumpiendo los procesos de señalización nerviosa que estimulan la contracción muscular. De esta forma el botox, causa una parálisis temporal del músculo y secundariamente la relajación del mismo.

La mayoría de la gente espera hasta que empieza a ver las arrugas antes de buscar un tratamiento con Botox, pero el tratamiento preventivo utiliza el Botox para tratar las arrugas antes de que aparezcan. 

Si estás buscando una regla fija sobre cuándo empezar con el Botox, te voy a decepcionar, porque no la hay.

Aunque muchas personas empiezan a hacerse tratamientos preventivos entre los 20 y los 30 años, no hay una edad «mágica» en la que debas empezar a hacértelo.

Zonas en las cuales se puede aplicar el botox:

  • Frente 
  • Entrecejo
  • Patas de Gallo
  • Sonrisa gingival 
  • Dorso nasal («Bunny lines»)

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